lunes, 19 de noviembre de 2012

Historia de la vacuna de la malaria


En el siglo XX, debido al gran número de infectados se vio la necesidad de encontrar un modo de evitar el contagio de esta enfermedad, la cual estaba acabando con gran parte de la población mundial.

La lucha contra la malaria comenzó al verse los daños que estaba causando; una primera solución llego en el año 1950, con la invención de los insecticidas, al principio dio resultados, pero con el paso del tiempo, los mosquitos fueron desarrollando cierta resistencia contra estos. Hoy en día son inmunes a la mayoría de insecticidas.

Luego, se busco exterminar los mosquitos, destruyendo sus larvas, las cuales crecían en las zonas pantanosas de las regiones afectadas, pero no hubo éxito. En ese momento ya se sabía que la quinina, la cual provenía de la corteza del quino, un árbol proveniente de las colinas de los Andes en Ecuador, Perú y Bolivia, era un tratamiento antimalárico altamente efectivo, que se usaba para combatir los parásitos que causaban esta enfermedad; pero después de un tiempo de estarlo usando, perdió su efectividad en ciertos tipos de Plasmodium.


Por eso en 1981 la OMS, Organización Mundial de la Salud, hizo una llamada de alerta a la comunidad mundial sobre esta enfermedad, muchos investigadores y países no hicieron caso a este llamado, pero un médico y científico colombiano, Manuel Elkin Patarroyo, descubriría en 1987 la primera vacuna contra la malaria.

Las investigaciones de Patarroyo comenzaron a comienzos de la década de los 80’ cuando dio un giro a su carrera en investigaciones sobre predisposiciones genéticas, a ciertas enfermedades y se centro en el desarrollo de vacunas sintéticas, en especial en el desarrollo de una vacuna contra la malaria. Sensibilizado por la condiciones de vida del tercer mundo que hacían que la enfermedad se propagara rápidamente, dejando a su paso la muerte de millones de personas pobres.


Gran número de las vacunas existentes hoy en día, fueron creadas a partir de los principios de la biología. Pero Patarroyo comenzó su investigación por el área de la química. Él comenzó investigando el mecanismo de como los parásitos seleccionan y se vinculan a la célula que van a infectar, observando la estructura química de las proteínas que usa para hacerlo.

Sin embargo, las partes de estas proteínas, de por si no eran útiles, debido a que el sistema inmunológico no las reconoce. Entonces, mediante el uso de la química, creo proteínas sintéticas iguales, a las usadas por los parásitos, pero cambiando el orden de sus componentes, logrando así, la visibilidad y reconocimiento de estas por el sistema inmunológico. De esta manera, al sistema inmunológico distinguir la molécula, empezará a anticuerpos y defensas, que serán usados como vacuna.

Esta investigación no solo fue útil para la malaria, también es y será útil, ya que al usar estos mismos principios se podrá buscar vacunas, para otras enfermedades infecciosas. 

Patarroyo tenía que demostrar que la vacuna si iba a tener buenos resultados en los humanos, entonces tras probarla en animales y en 50.000 personas de diferentes regiones tropicales, él y su equipo de investigación descubrió la primera vacuna contra la malaria en el año 1987, llamada     SPF-66, la cual contaba con un 30% a 60.2% de efectividad.

Patarroyo no quedo conforme con la efectividad demostrada por la vacuna, por lo que siguió con constantes investigaciones en los años posteriores, encontrando una nueva vacuna con un compuesto diferente en 1994, pero que al ser probada demostró entre un 40% y 60% de efectividad; datos que no dejaron conforme a Patarroyo, por lo que detuvo su producción.

En 1996 dono la patente de su vacuna a la OMS, que aunque no tenía una alta efectividad en toda la población, fue usada para vacunar a miles de personas vulnerables, gratuitamente, como cierta medida de prevención. Mientras que Patarroyo se concentraba en sus investigaciones nuevamente, para buscar que la vacuna tuviera una efectividad del 99.9% en cualquier clase de población.

Hoy, 25 años después de que Patarroyo creara su primera vacuna, ha desarrollado una nueva generación de la vacuna SPF-66, llamada ahora COLFAVAC (Vacuna contra el Plasmodium falciparum colombiana, en inglés Colombian Falciparum Vaccine) la cual probada en los micos amazónicos, que son similares al hombre, ha tenido una efectividad del 90%. Ahora Patarroyo empezará a probar la vacuna en los humanos, con la plena seguridad que tendrá excelentes resultados.

No solo Patarroyo se ha interesado en encontrar la vacuna contra la malaria, sino que también, científicos de diferentes nacionalidades se han propuesto hacerlo. Pero se sabe que no han tenido éxito ya que cuando el parásito, productor de la malaria, entra al organismo va cambiando su revestimiento constantemente. Y cada uno es diferente; por eso todos los intentos de vacunas se han centrado en la primera fase de desarrollo del parásito en el organismo.

Los países desarrollados no se quedaron atrás y han escrito la otra cara de la historia en la búsqueda de la vacuna contra la malaria.

Los militares que regresaban de Vietnam después de cumplir su servicio en la guerra EE.UU contra este país, llegaban muchos de ellos contagiados de malaria, entonces la solución del gobierno estadounidense fue mandar a los infectados a Alaska, para que supuestamente el frío acabara con su enfermedad. Ante esta situación los veteranos se quejaron debido a que los síntomas no pararon y se vieron obligados a separarse de sus familias. Esto genero numerosas protestas que culminaron con el silenciamiento de los protestantes.

Otra solución fue el uso de insecticidas mejorados, pero altamente contaminantes y tóxicos para la atmósfera.

Pero ahora buscando una solución científica, investigadores suizos idearon una manera de inmunizar a toda la población humana, mediante el uso de medicamentos antiparasitarios. En 1976 científicos norteamericanos hicieron un cultivo “in vitro” de la enfermedad con el fin de crear la vacuna. Pero el parásito Plasmodium genero gran número de resistencias, lo que hizo imposible terminar el trabajo.

Años después se unieron investigadores españoles a la búsqueda de la vacuna, donde cabe destacar al doctor Pedro Alonso, el cual trabaja con población vulnerable africana, bajo el patrocinio de una farmacéutica inglesa, GlaxoSmithKline (GSK) y la Fundación Bill Gates. El doctor Pedro Alonso y su equipo de investigación, ya tienen una vacuna la cual esta en fase II de desarrollo, es decir, que ya esta siendo probada en humanos, específicamente en niños de África, la cual cuenta con una eficacia del 58%.

La vacuna del Dr. Alonso recientemente fue probada en más de 6500 niños africanos menores de un año, mostrando una baja efectividad de acuerdo a la que se esperaba, con porcentajes que oscilan entre el 26% al 31%. Estos bajos resultados han generado dudas sobre si algún día se encontrará una vacuna altamente eficaz para esta enfermedad, lo cual es difícil porque es causada por más de un parásito.

Estos porcentajes no esperados, aun siguen siendo un avance significativo en la lucha contra la malaria. Además el Dr. Alonso y su equipo de investigación, la farmacéutica GSK y la Fundación Bill Gates van a seguir buscando que los resultados mejoren y beneficien al mayor número de población. Aún no es el fin de esta vacuna.

Por tanto, se espera que en los próximos años haya una vacuna con una efectividad buena, que inhiba el desarrollo de esta enfermedad en la población vulnerable y que de esta manera evite la muerte de millones de personas en el mundo.

Pero aunque la vacuna será un gran avance en el control de la enfermedad, no será suficiente; por lo que seguirá siendo necesario el uso de mosquiteros humedecidos con insecticida, el control del mosquito en el mundo, y la mejora del servicio médico para la población en riesgo.





















Historia de la malaria

La malaria es una de las enfermedades más antiguas que existen, pues ha estado presente en la vida del hombre desde la prehistoria, debido a las condiciones en que vivía. Esta enfermedad se originó en África, lugar donde se pudo haber originado la humanidad ya que se han encontrados restos de mosquitos Anopheles de 30 millones de años de edad. Los humanos han padecido esta enfermedad por más de 50.000 años. 

Gracias a investigaciones científicas se ha esclarecido que el origen del microorganismo que produce la malaria proviene de los gorilas. Esta afirmación es el resultado de la investigación de más de tres mil muestras fecales de estos animales, donde se descubrió que en sus restos había presencia de este microorganismo. Entonces, el mosquito del tipo Anopheles se situaba sobre los restos fecales de estos primates donde se les adhería el microorganismo y posteriormente ellos picaban a los humanos transmitiendo la enfermedad.

A través de la historia se ha encontrado la existencia de diferentes periodos de fiebres, seguramente, producidos por la malaria, en China en el año 2700 a. C. En el pasado, la malaria era común en las zonas de ciénagas en Roma y por esto su nombre se origina del italiano “mal – aria” o “mal aire”, también se le llamo “Fiebre Romana” o paludismo que se deriva del latín “palud” que significa pantano, asimismo se le denominó “calentura o fiebre de los pantanos”, por las asociaciones que se le daba con estas tierras. La malaria fue común en gran parte de Europa y América del Norte, donde hoy se encuentra totalmente erradicada, solo con algunos casos aislados.

Hipócrates fue el primero en describir los síntomas de la enfermedad, vinculándolos con la época del año y el lugar donde vivían los afectados. La relación del agua reposada con el aumento de casos se malaria, hizo que en Roma se construyeran sistemas de desagüe.

Los primeros avances sobre la malaria, los realizó el médico francés Charles Louis Alphonse Laveran, en 1880; donde observó por primera vez la presencia de parásitos del género Plasmodium en los glóbulos rojos.

En 1886, Camillo Golgi, estableció que había más de una forma de enfermedad. En 1890, investigadores italianos, introdujeron por primera vez los términos Plasmodium vivax y malariae, luego en 1897 se descubrió una tercera clase de parásito el P. falciparum y no fue hasta 1922 que se descubrió al parásito P. ovale.

Después en 1898, el médico inglés Sir Ronald Ross, demostró que la malaria era transmitida por los mosquitos. Ross concluyó eso debido a investigaciones realizadas con aves en India.

No fue sino hasta finales del siglo XIX, que se descubrió la especie de mosquito transmisor de la malaria, el Anopheles, por un grupo de investigadores italianos. Pero fue en 1948 cuando se identificó el ciclo vital de este mosquito y así se logró entender porque después de haber desaparecido los síntomas se podía recaer. Además en 1980 se encontró que el parásito al comienzo de su ciclo en el cuerpo, se alojaba en el hígado.

Con respecto al tratamiento, en el año 1600 se encontró que la corteza de un árbol, que crece en losAndes, el cual tiene quinina, era útil para controlar la fiebre, síntoma de esta enfermedad. Posteriormente, la quinina fue usada e implementada rápidamente en Europa.

Entre 1934 y 1946 se hizo el primer medicamento químico, antimalárico, la cloroquina por un alemán que trabajaba para los laboratorios Bayer. En 1939, un suizo llamado Paul Müller, hizo el primer insecticida, el DDT, el cual fue usado para fumigar las áreas más endémicas de la enfermedad; pero con el paso del tiempo los mosquitos crearon inmunidad contra este insecticida. 

En 1951 la malaria fue erradicada de Estados Unidos.

Posteriormente, en 1955, la Organización Mundial de la Salud se dio a la tarea de erradicar la enfermedad de países con climas tropicales. Esta campaña consistía en cuatro pasos: preparación, ataque, consolidación y mantenimiento; logrando que en varios de los países participantes disminuyera el número de muertos a causa de esta enfermedad.

Sin embargo, muchos países de África fueron excluidos del programa de erradicación de la enfermedad. 

Hoy, los gobiernos de África y de otros países y diferentes fundaciones están centrando sus esfuerzos en encontrar la manera de controlar la enfermedad de manera definitiva y no provisional.






La malaria

También llamada paludismo. Es una de las enfermedades infecciosas parasitarias más comunes en el mundo, pero es potencialmente mortal para la población. Esta enfermedad se origina por la picadura de un mosquito hembra del tipo Anopheles, (hay más de 400 especies de Anopheles, pero solo 30 o 40 especies son capaces de transmitir la enfermedad), el cual se encuentra infectado por el parásito del género Plasmodium. Existen más de cien especies del parásito Plasmodium causantes de la enfermedad; pero solo cuatro especies pueden provocar la enfermedad en los humanos. Como lo son: el Plasmodium falciparum (siendo el más común y mortal), vivax, malariae y ovale.

La transmisión de la enfermedad a el hombre empieza cuando se es picado por un mosquito hembra de la especie Anopheles, este mosquito succiona la sangre con el fin de alimentar a sus huevos, pero a su vez introduce su saliva la cual contiene los parásitos, estos empiezan a circular en la sangre escondiéndose en el sistema inmunológico, hasta llegar a alojarse en el hígado, creando rápidamente una relación de parasitismo con el huésped. Luego provoca que las células hepáticas se rompan y derramen los parásitos en el torrente sanguíneo invadiendo los glóbulos rojos alimentándose de la hemoglobina. Los parásitos continúan replicándose hasta provocar el rompimiento de los glóbulos rojos, dispersando más parásitos en la sangre creando así un ciclo constante que no se detendrá hasta buscar un tratamiento o la muerte de la persona.

Pero esta enfermedad no solo se adquiere por la picadura del mosquito infectado, sino que también se puede adquirir por medio de transfusiones sanguíneas, por mala manipulación de jeringas y agujas y por medio de la madre al feto.

Los síntomas de la enfermedad comienzan a aparecer después de 10 a 30 días, aproximadamente, de haber sido picado y pueden ser: malestar general, cefaleas, nauseas, vómito, cansancio, dolores musculares, fiebre, escalofríos y sudor intenso. Debido al parecido de los síntomas con los de enfermedades habituales, la única manera de diagnosticar la malaria es mediante una prueba de sangre, donde se examinará la existencia de parásitos en los glóbulos rojos. Después de confirmar el diagnóstico se deberá proceder rápidamente a suministrar el tratamiento, el cual consiste, dependiendo del parásito; en medicamentos antimaláricos o antipalúdicos basados en la artemisina o la cloroquina, además de un constante monitoreo para evitar posibles complicaciones como anemia, insuficiencia renal o lesiones cerebrales.

No en todas las regiones del mundo se puede contraer la malaria, esta enfermedad endémica, es característica de las zonas con clima tropical, templado o cálido del mundo, tales como Asia, África, América Central y América del Sur. Es por esto que la enfermedad afecta a gran número de personas ya que más de 100 países están ubicados en estas zonas tropicales y muchas más corren el riesgo de ser infectadas.

Sin embargo, los cambios climáticos que se han estado generando a lo largo de este siglo han provocado la movilización del mosquito a otras regiones del mundo.

Aproximadamente, más de 1.2 millones de personas mueren anualmente de malaria; siendo los niños los más afectados, donde 3.000 niños mueren diariamente, es decir que dos niños mueren a cada minuto de malaria en el mundo. Todas las personas que habitan en las zonas tropicales corren el riesgo de contraer malaria, pero la población que mas esta en riesgo de adquirir esta enfermedad y morir son los niños, las mujeres embarazadas y las personas que tienen VIH. Además el 80% de los casos registrados de malaria se han dado en África Subsahariana.

Este gran número de personas que mueren de la enfermedad es sumamente exagerado y preocupante, considerando que la malaria es completamente curable y prevenible. El costo de prevenir la enfermedad es económico donde una mosquitera cuesta $4.700 pesos colombianos y los tratamientos con insecticidas no superan los $1.500 pesos colombianos. Agregando que el tratamiento en caso de contagio vale $3.000 pesos colombianos.

Junto a todo lo anterior, en el tema de la prevención, le debemos agregar una educación en sanidad, tratamientos preventivos a la población en riesgo, diagnósticos oportunos y la mejora de las condiciones de higiene y de vida de la población vulnerable.

Anualmente se registran cientos de millones de casos de malaria, alrededor de 300, convirtiendo a esta enfermedad en el principal desafío de la salud pública de los gobiernos de los países vulnerables. Pero a pesar de su bajo costo en prevención y tratamiento, muchas personas mueren porque no pueden acceder a servicios de salud debido a su condición de pobreza.